
Don Oscar era un aficionado de los coches, los compraba, los arreglaba, y los vendía. Pero los mejorcitos se los quedaba él. Y a los mejorcitos no los prestaba.
El abuelo fue de la época de los autos viejos, lógicamente.
Era de la época de cuando a los coches les pasaba algo, era cuestión de afilar el oído y abrir el capot para identificar el problema. Mi abuelo era un groso en eso. Te explicaba con movimiento de manos cómo funcionaban todos los engranajes del coche. Hasta Tenía una casa de repuestos de autos me acuerdo.
Sobre éste coche en particular, mi mamá cuenta que tenía tapizados de cuero, que estaba impecable y que era enorme por dentro.
También cuenta que éste coche fué con el que una vez que mordió ripio al doblar en una curva de montaña y quedaron las dos ruedas de atrás girando en el aire. Un chámpion. Lola (mi abuela) agarró de la mano a mi mamá y a mi tía, las bajó del coche y le gritó a mi abuelo: "matate solo!".
Estoy seguro que mi abuelo en ese momento se habrá dicho "qué exageradas".
Ayer extrañé a mi abuelo.